El amor está en el aire.

Koyuki y Konatsu son las únicas integrantes del club del acuario del instituto Nanahama. Cada una se convierte en un elemento insustituible para la otra y comparten su sentimiento de soledad. El día en el que se celebra el festival cultural del instituto, Koyuki falta por resfriado. Konatsu va a visitarla a su casa y le dice una frase, “ojalá fuera rana”, que dejará a Koyuki pensando en su significado.

Mientras le da vueltas a la cabeza, ambas se dan cuenta de lo que significan la una para la otra… ¿Qué pasará?

La verdadera identidad de Mitsuki, la amable hermana mayor de Hime, resulta ser Yano, su compañera de primaria, la que reveló su fachada frente a sus compañeras de clase. Las dos eran compañeras de clase cuando iban a la escuela primaria, y se hicieron muy buenas amigas, pero un malentendido nacido de las mentiras de Hime provocó una herida que todavía hoy perdura. Tras haber descubierto que Mitsuki es Yano, las ganas que Hime tenía de desempeñar su trabajo en el salón no son las mismas que antes…

Sumika obliga a Kanoko, cuyos sentimientos por Hime cada día son más intensos, a renunciar a Hime. Tras comprobar cómo Kanoko se opone a esa idea, Sumika le habla acerca del pasado del Café Liebe, y los disgustos amorosos que ocurrieron allí. En concreto, de cómo Sumika perdió a la chica con la que formaba una hermandad. Y mientras las intenciones de Kanoko, Sumika, Hime y Mitsuki se entrelazan, las elecciones a Blume se acercan a su punto más álgido…

Los tres han pasado mucho tiempo juntos en el Megumi, pero la familia decide cerrar el restaurante para hacer reformas. Tsumugi e Inudzuka empiezan a preparar un álbum de “graduación” para agradecerle a Kotori todo lo que ha hecho por ellos y así dárselo en el último encuentro culinario. Por otro lado, Kotori también se va a graduar de bachillerato, ¡¡así que decide confesarle a Inudzuka los sentimientos que lleva guardando en secreto tanto tiempo!!

Un manga seinen clásico

Ambientado en el Japón de la era Edo. Siguen las aventuras de Manji, un guerrero que tiene una gran ventaja sobre sus rivales: ninguna herida lo puede matar. Victorioso en más de cien enfrentamientos a muerte ante otros samuráis, entre ellos el marido de su hermana.

La historia nos explica como una monja anciana, de la que se dice que tiene 800 años, le concede el don de la inmortalidad mediante unos gusanos llamados kessenchū, que le curan cualquier herida y hasta restauran miembros amputados aunque la amputación haya sido hace horas. La muerte de su hermana lo lleva a aceptar la misión que acabará con su inmortalidad: debe matar a mil hombres malvados para redimirse.

¡Se acerca el final de esta gran historia de ninjas!

Últimos días del shogunato Tokugawa.
Nos encontramos en 1853 y han transcurrido 250 años desde el fin del período de mayor actividad de los ninjas, durante un Japón inmerso en guerras internas. Es entonces cuando el gobierno del shogunato encomendará al último ninja una importante misión de alto secreto que ha pasado a los anales de la historia del país Nipón como ¡El asalto a los navíos negros! Y este ninja que vivió a finales del período Tokugawa y que a sus 58 años se convirtió en el último exponente de un oficio olvidado entre los olvidados no era otro que ¡Jinzaburo Sawamura!