Después de decirle a su profesora una palabra que quisiera nunca haber dicho, el protagonista de esta historia toma una decisión: no volverá nunca más a la escuela. Porque es difícil olvidar la risa de sus compañeros de curso burlándose de su error (tan difícil como fácil resulta reírse cuando el que lo comete es otro).

En un principio, las letras del abecedario no se querían. Vivían en guerras, se repartían en tribus y no dejaban de burlarse unas de otras. Así, las letras estaban condenadas a desaparecer y a ser letra muerta. Esto hasta que un día, gracias a un accidente, ocurre algo inexplicable…

A Teo no le gusta el ruido de la ciudad, la gente extraña y el desorden. Los demás niños no lo entienden, dicen que es diferente a ellos. Pero a Teo no parece importarle, porque lo que no saben es que tiene un palacio en su interior y dentro de él es igual a todos los demás.

Juan tiene los ojos rasgados y las orejas pequeñas, entre otras características, pero mira y escucha al mundo de la misma manera en la que lo hacemos tú o yo.

Antes, la casa vieja se encontraba rodeada de hermosos paisajes. Ahora vive rodeada de rascacielos grises que la asfixian. Los nuevos edificios se burlan de ella porque es vieja y pequeña, y también lo hace la gente que vive en la ciudad. Pero las cosas cambiarán cuando la casa vieja sea restaurada y se convierta en Patrimonio de la Humanidad.

Te invitamos a conocer a Octicornio: mitad pulpo y mitad unicornio, muchas veces se siente algo confundido y solitario, siéndole difícil calzar con su entorno. Pero no todo es tan malo, ya que, como no hay nadie que se le parezca, existen cosas que Octicornio sabe hacer de forma única (como hacer malabarismos, nadar o dar abrazos).